Hace unos días nos despedíamos de Pablo Hidalgo. Un alta en terapia siempre es motivo de alegría y satisfacción, pero en la mayoría de ocasiones, dichos sentimientos se mezclan con un poquito de tristeza, sabiendo que echaremos de menos a nuestros niñ@s. Pablo llegó a nuestra consulta con problemas en sus movientos oculares y con una insuficiencia de la convergencia. Esto hacía que Pablo se frotara los ojos con frecuencia cada vez que leía o estudiaba. Le dolía la cabeza y su comprensión lectora era baja. Aparte, algunas de sus habilidades visuo-perceptivas también se encontraban dismunuidas, como la coordinación ojo-mano o la discriminación visual, características presentes en nuestro día a día e imprescindibles para un buen rendimiento académico.
Tras 26 sesiones de tereapia visual hemos conseguido mejorar enormemente dichas destrezas, así como los movimienos oculares y la convergencia, haciendo que Pablo se encuentre más cómodo en las tareas de cerca y mucho más desenvuelto en el cole. Tanto Pablo, como la gente que lo rodea, han notado el gran cambio experimentado en él.
Gracias a Pablo y, como no, a sus papis que son personas maravillosas e implicadas al 100% en la terapia ya que han hecho que este camino haya sido mucho más placentero y fácil para todos.